Vamos a ahorrarnos cualquier referencia a la trilogía erótica que ha arrasado en papel, y ahora en cine. Pero indudablemente, la sombra alargada de su éxito editorial-cinematográfico planea sobre este post.
En un
artículo de Babelia sobre el resurgir del género erótico a raíz de dicho fenómeno, se recogen unas reflexiones de la
Historia del erotismo de George Bataille, que vienen muy al caso. Según el antropólogo francés, cuando el sexo, el erotismo, se hace público, se torna más vulnerable, y más fácil de someter por parte del Estado y del capital.
Las intromisiones del Estado en cuestiones de cama, al menos en el ámbito occidental, están bastante contenidas si lo miramos desde la perspectiva de otras épocas. Pero en el asunto del capital, sin lugar a dudas, Bataille tenía toda la razón.
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La portada española del ensayo de Zubiaurre |
Si hasta para vender agua mineral embotellada, los anuncios recurren al sexo: está claro que a nuestra libido quieren mercantilizarla y empaquetarla para el consumo masivo.
Entre las cuestiones extra-literarias que en el futuro puede que se le agradezcan a la sombreada trilogía (todo en este fenómeno es extra-literario), será el desparpajo y la desinhibición con que usuarias de nuestras bibliotecas han solicitado, reservado, recomendado y pedido un libro erótico. Sin atisbo de esa incomodidad con la que algunos varones retiran en préstamo, por ejemplo, cómics de Milo Manara.
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La edición americana del ensayo de Zubiaurre, con una portada más recatada que la española |
Bienvenida sea en ese caso, esa apropiación del erotismo por un sector femenino de manera mayoritaria; y que para ello hayan utilizando las bibliotecas, aún lo hace más positivo. Siguiendo los planteamientos de la profesora española de literatura en la Universidad de California, Maite Zubiaurre en su interesantísimo libro:
Culturas del erotismo en España 1898-1939 (próximamente en nuestra biblioteca), en España unimos mucho el humor con el sexo por pura vergüenza, por haber sido históricamente incapaces de asumirlo con naturalidad. Lo que no deja de ser una rémora de tantos años de dictadura.
Pero el erotismo, lo sicalíptico como se dio en llamar (el origen etimológico de la palabra,
no tiene desperdicio), existió en España desde mucho antes de los tiempos del célebre destape.
Y aquí permitan un inciso, porque si hablamos de la época del destape y las bibliotecas, no podemos dejar de mencionar un reciente descubrimiento gracias al maravilloso archivo audiovisual de TVE. Gracias al programa
Ochéntame otra vez, nos enteramos de que Susana Estrada, la más cañera de las musas del destape de los 70, empezó como bibliotecaria. Para conocer este hito en el gremio bibliotecario nacional, nada mejor que el relato que el periodista Carlos García Santa Cecilia hace en
su blog.
Pero volviendo a esa relación "incómoda" con el sexo que ha existido en España según el estudio de la profesora Zubiaurre; aparte del desacomplejado interés femenino por la famosa trilogía, el hecho de que se publiquen libros como la guía que la realizadora de cine erótico Erika Lust, escribió bajo el título de
Porno para mujeres (incluido en la selección de nuestra
Pasarela BRMU/Las culpaSS), dan pie a pensar que las cosas definitivamente han cambiado.
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Ilustración erótica de principios del siglo XX
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Según Zubiaurre, nuestro país no ha tenido la desenvoltura de, por ejemplo, Francia o Inglaterra con respecto al erotismo. No hay una sección dedicada al erotismo en nuestra Biblioteca Nacional, como sí la hay en la Biblioteca Nacional Francesa, su famoso
L'enfer (El infierno), o en la British Library, con su
Private case (Baúl privado).
La filósofa Beatriz Preciado narraba una anécdota divertida de cuando tuvo que visitar
L'enfer de la biblioteca gala durante su trabajo de documentación para su ensayo sobre la revista
Playboy. El encargado del "infierno" francés quedó sorprendido cuando constató que efectivamente, los números de la década de los 60 de la revista erótica masculina por excelencia, contenían más artículos sobre arquitectura, literatura, moda, o política, que propiamente sobre sexo.
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Ilustración incluida en Culturas del erotismo en España |
En cuanto a la British Library, pese a esa mayor naturalidad con que, según la profesora Zubiaurre, se aborda el sexo en otros países: lo cierto es que ha sido durante los últimos años, cuando parte del material que se conserva (con acceso restringido) en su
Private case, se está distribuyendo por otras secciones de la biblioteca de acceso libre.
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Ilustración incluida en Culturas del erotismo en España |
Lo que está claro es que el erotismo ha tenido un largo recorrido en las bibliotecas, y ha provocado no pocos quebraderos de cabeza en algunos casos a sus responsables. La última moda en Internet cambia por completo la relación entre erotismo y bibliotecas. Se trata de la afición por filmar vídeos eróticos clandestinos en las salas de lectura, y colgarlos en la red.
Ya son varias las estudiantes que han saltado a los medios por estos vídeos, pero la primera fue la estudiante de la Universidad de Oregon,
Kendra Sunderland, que se enfrenta a una pena de cárcel y a una multa por montar su propia
webcam erótica en la biblioteca. Una multa que podrá pagar tranquilamente, gracias a que ha sido contactada por
Playboy para que pose en sus páginas. No hace falta mucha imaginación para imaginar cuál será la ambientación que la revista montará para la sesión de fotos.
En la BRMU, al menos que nos conste, no se ha dado ningún caso de este tipo. Pero, ¿quién sabe? a más de uno, no le importunaría lo más mínimo. No por nada en Murcia se inauguró hace unos meses la
Eroteca de Eva, un comercio especializado que huye del modelo
sex-shop, y que demuestra una vez más que el sufijo
-teca, sirve para aportar un plus de seriedad a cualquier asunto. Igual un día deberíamos organizar algo en la biblioteca en colaboración con ellos. Como dijimos en otro post: el sexo es puro instinto y el erotismo lo transforma en cultura.
Groucho Marx entre las muchas cosas inteligentes que dijo, formuló la pregunta que parafraseamos en el título del post:
¿Por qué lo llaman amor cuando quieren decir sexo? El secreto del éxito de la sombreada trilogía, aparte de por el
marketing feroz, tiene mucho que ver con que no se trate más que una novela romántica convencional, aderezada con parafernalia propia de cualquier
tapersex. 0% transgresión. Para muchos su éxito no viene a ser más que una demostración del chiste rancio que se preguntaba:
¿por qué las mujeres ven las películas porno hasta el final?, y respondía:
por si al final terminan en boda.
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El erotismo de bicicleta, un clásico del género sicalíptico de principios del siglo XX en España |
Y este post va a ser fiel a dicho chiste. Empezamos hablando de sexo y bibliotecas, y terminamos en boda. La de Dee y Simon para los que biblioteca, es sinónimo de amor.
Si alguien ha enarcado la ceja ante la propuesta de montar algo conjuntamente con la Eroteca, sólo les hace falta saber que en bibliotecas como la de la ciudad australiana de Mount Gambier, es una actividad habitual organizar citas entre solteros. Las denominadas citas rápidas o los encuentros de
singles, que en Murcia suelen llevarse a cabo en cafeterías o en excursiones organizadas: en la ciudad australiana, los organizan en la biblioteca.
Y allí fue donde se conocieron Dee y Simon, usuarios de la biblioteca, que además de cultura encontraron a su media naranja. Las citas rápidas, por si alguien no lo sabe, consisten en conversaciones cronometradas entre solteros. Parten de la idea de que si en cinco minutos no has sentido ningún tipo de conexión con la persona que tienes delante, no merece la pena insistir.
Dee y Simon sintieron esa conexión de manera inmediata, pero se les olvidó tomarse los datos. Más tarde, tuvieron que recurrir al personal de la biblioteca para volver a verse. Bibliotecarios casamenteros, otra vía de futuro para nuestra profesión. El caso es que el día de su boda, los dos enamorados no pudieron más que incluir en su
tour fotográfico a la biblioteca: el lugar en el que todo empezó.
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Dee y Simon en el lugar en que saltó la chispa |
No sabemos si algo así triunfaría en nuestra biblioteca. Tal vez un Club Social BRMU, no tanto orientado a buscar pareja (eso ya que surja si tiene que surgir) si no ha establecer grupos de amigos a través de la cultura. Todo será cuestión de meditarlo. De momento nos vamos con una muestra de esa capacidad que tiene el arte para transformar el puro instinto en cultura.
Si nuestro genial Quevedo abordó escatológicamente semejante
parte del cuerpo; los artistas Mrzyk y Moriceau, consiguen que todo sea elegancia en un vídeo dedicado a la parte de la anatomía femenina que más celebra el músico Sébastien Tellier. Su tema
Look combinado con las imágenes, resulta el cierre más sensual que podíamos imaginar a este breve repaso sobre las relaciones entre erotismo y bibliotecas.