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Willian Castle, maestro del impacto |
Siempre ha sido así, cada vez que surge un nuevo medio, lo anterior teme perder su hegemonía, y se remueve intentando conservar a su público. El director de serie B, William Castle, ha quedado como una figura paradigmática en este sentido. Castle, un avezado negociante, no ahorró disparates para vender sus películas de terror a base de “valores añadidos”, que hacían volver al cine a su originaria condición de atracción de barraca de feria.
Butacas que se movían en determinadas escenas, máquinas de humo para ambientar la sala, esqueletos colgando del techo, actores disfrazados que, cual tren de la bruja, aparecían en mitad de la sala. Todo valía con tal de impactar, y hacer que el público eligiera las emociones en vivo de las salas de cine, antes que el amodorramiento doméstico de la televisión.
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El libro que hace sentir a la fuerza |
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Electroestimulación facial de Daito Manabe |
Algo así como los electroestimuladores del teletienda para tonificar los músculos (con esas impagables amas de casa sonrientes, mientras los electrodos sacuden espasmódicamente sus protuberancias), pero aplicado al sentimiento. El artista y programador japonés Daito Manabe, lleva años utilizando la eclectroestimulación facial a ritmo de la música en sus vídeocreaciones, pero a tenor de las expresiones de los protagonistas de su obra, no parece que la experiencia sea muy placentera.
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Moda wearable |
Y de músculos y estímulos, se nutre la campaña que lleva desarrollando desde hace años, una conocida marca de cosméticos masculinos. Se trata de una serie de spots televisivos protagonizados por el enérgico Terry Crews. Ninguno tiene desperdicio, pero el que seleccionamos no puede resultar más idóneo para este post. Músculos espasmódicos al servicio de una fanfarria.