Cada uno se encomienda a los santos y deidades que quiere o puede. Y dentro del Olimpo hollywoodense, si Fernando Trueba se encomendó a Billy Wilder, nosotros los bibliotecarios nos encomendaremos a Bette Davis. Pese a arrastrar la fama de ser la mejor malvada de la historia del cine ("Fifty, fifty" "mitad y mitad": respondió cuando le preguntaron dónde había sido más mala, si en el cine o en la vida real), para nosotros la Davis está en el cielo, tal y como Pilar Miró aseguraba de Gary Cooper, y si no lo está: es que el cielo es un sitio nada recomendable.
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Los ojos de Bette Davis |
Esta semana ha llegado a nuestra Mediateca el dvd de la película Storm center (1956), titulada en español: En el ojo del huracán. Se trata de una cinta menor si se quiere, en la deslumbrante carrera de la Davis, pero ni mucho menos desestimable, y no sólo por su presencia, sino por otros variados motivos.
La trama está basada en un hecho real, y en ella la Davis encarna a Alicia Hull, la bibliotecaria de una pequeña localidad que durante 30 años, ha dedicado todo su esfuerzo a promover la lectura entre la población, con especial atención por los jóvenes. Ante la orden de retirar el libro El sueño comunista de sus colecciones, la bibliotecaria (el primer título barajado para la película fue el de La biblioteca) se niega por defender la libertad de ideas de todo tipo, que debe imperar en una biblioteca; y por ello es acosada por políticos oportunistas, y una comunidad ciega de paranoia anticomunista.
Levantar esta película fue un empeño personal de su director, el hasta entonces guionista Daniel Taradash, y fue todo un acto de valentía si pensamos que fue en plena época de la caza de brujas del senador McCarthy. De hecho fueron varios los nombres de actrices que se barajaron, pero sólo la Davis se atrevió a encarnar a esta bibliotecaria coraje.
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El papel iba a ser el regreso de Mary Pickford, pero la actriz temió que la acusaran de roja |
¿A qué se pone el vello de punta?, por las dos cosas: quemar libros y subir impuestos. Pues bien, finalmente se trataba de una ingeniosa campaña de concienciación ciudadana, para que la gente se diera cuenta de lo mucho que les importan sus bibliotecas (no perderse los detalles en el estupendo artículo de Marquina)
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Vota para cerrar la biblioteca de Troy, 2 de agosto Fiesta para quemar libros, 5 de agosto |
Nosotros por el momento, no nos hemos atrevido a tan radicales campañas de concienciación. Pero, ¿qué pasaría, si tomásemos el pulso de alguna manera, a la importancia que las bibliotecas públicas tienen para los españoles?, ¿terminaríamos llorando como decía Larra? No creemos, porque entre otras cosas, y como decía nuestra heroína en la monumental Eva al desnudo: detestamos el sentimentalismo, y lo dejamos claro en Bibliotecas plañideras.
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La rebeldía vestida de rojo en Jezabel |
Al menos, de momento, no tenemos que bregar con intentos de censura en nuestros
fondos (cualquiera que consulte nuestro catálogo o revise nuestras estanterías podrá dar fe de ello), ni con una masa enardecida ansiosa por quemarnos. Así que puesto a elegir, preferimos imbuirnos del arrojo de una Jezabel, la astucia de La loba, el gesto con que Margot Channing promete tormenta con la frase que parafraseamos en el título, y hasta de la carcajada de arpía de Baby Jane: para burlarnos de los que aseguran que las bibliotecas no tenemos futuro, y no sentirnos como extraños pasajeros de la era digital.
Y aunque obvio, no por ello evitamos el homenaje pop que Kim Carnes le hizo a los ojos de nuestra diva, con su clásico Bette Davis Eyes. Y como las grandes estrellas, tal cual como los viejos roqueros, nunca mueren: elegimos la reciente versión de Brandon Flowers, cantante de The Killers.