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"Debe fingir rubor...melancolía....aunque dentro retoze (sic) la alegría" |
Por ejemplo, una colección de postales que no tienen desperdicio, por las imágenes en sí, pero sobre todo porque están escritas, y fueron enviadas. Un epistolario romántico entre Anita, de Cartagena, y su pretendiente Paco. Seguirle la pista a la pareja a través de las postales (algunas de ellas adornan este post), es una auténtica delicia al comprobar cómo se ligaba en 1909.

Ahora los mensajes amorosos son a través tweets, sms o en un exceso lírico: correos electrónicos. Nuevos tiempos, nuevas tecnologías, pero que inevitablemente siempre acaban al servicio de los instintos más básicos. En una de las películas más hipster de los últimos tiempos: Herde Spike Jonze, su protagonista se enamora de la voz de un sistema operativo (siendo la voz la de Scarlett Johannson, resulta mucho más creíble). Ante ese futuro no tan lejano, la calidez de cartón de estas postales resulta un anacronismo en el que resulta delicioso perderse.
Un antídoto ante los excesos del amor codificado en binario que nos proporcionan chats y webs de contactos. Excesos que lógicamente también sirven para el desamor: el cortar una relación amén de traumático, suele ser muy, muy difícil; así que algunos han batido auténticas marcas de grosería (o cobardía según se mire) a la peliaguda hora de romper con sus parejas.
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Postal infantil bajo el título: A casarse toca |
Pero dejemos el show bussiness, antes de que nos confundan con un blog de cotilleos. Puestos a ejercer de chafarderos, hagámoslo mejor sobre escritores, así podremos cotillear igual, pero preservando nuestra imagen de institución cultural respetable. A los literatos se les presume una libertad a la hora de plantearse sus relaciones, que aunque no siempre se cumple, ha dejado unos cuantos protagonistas inolvidables.

Aunque como relación paradigmática entre escritores, destaca la de Jean Paul Sartre y Simone de Beauvoir. Un lugar común ya cuando se trata de citar parejas unidas por la pasión intelectual y amorosa. El secreto de su permanencia tal vez fuera que nunca se apearon del tratamiento mutuo de usted, combinado con una libertad absoluta a la hora de establecer relaciones paralelas y compartir amantes, sumado al hecho de no haber convivido nunca en la misma casa. Lástima que años después, salieron algunas conversaciones privadas entre Beauvoir y Sartre bastante crueles sobre algunos de sus amantes, que deslucieron un tanto esa idílica imagen de pareja al margen de cualquier convencionalismo, que tanto predicamento tuvo entre los intelectuales post-mayo del 68.
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"Si quieres ver lo mejor del mundo, procura ver cómo expresan el amor los ojos de una mujer" |
Y ya que citábamos la película Her de Jonze, nada mejor que cerrar este apresurado repaso por los medios de comunicación que el amor y el desamor ha tenido desde el XIX al XXI, que con un vídeo de Arcade Fire, presentes en la banda sonora del film. Su vídeo para el tema Afterlife, utiliza secuencias de la película Orfeo negro de Camus, una historia de amor desaforado más allá de la muerte, que parece imposible imaginar en el tiempo de los hashtag y los sms.