En una sociedad perfecta, y en un mundo perfecto no sería necesaria política de sanciones bibliotecaria alguna, pero como no estamos en ese mundo, mejor vamos a perfeccionarlo copiando la idea que están desarrollando las bibliotecas públicas de South Beloit (Illinois).
Se trata simple y llanamente de establecer un trueque entre biblioteca y usuarios: si nos traes comida, te quitamos la sanción por devoluciones fuera de plazo. ¿Te gusta la idea?
Eso sí, igual tendríamos que establecer una tabla de equivalencias: por una semana de retraso una lata de sardinas, por 15 días un paquete de arroz, por un mes un tetra brik de leche y un paquete de galletas…, que luego irían a los bancos de alimentos. Y también se podría hacer con libros, discos o películas, fomentando así las donaciones.
Eso sí, igual tendríamos que establecer una tabla de equivalencias: por una semana de retraso una lata de sardinas, por 15 días un paquete de arroz, por un mes un tetra brik de leche y un paquete de galletas…, que luego irían a los bancos de alimentos. Y también se podría hacer con libros, discos o películas, fomentando así las donaciones.
Vamos que las bibliotecas estamos como Lola Flores, cuando dijo aquello de que si cada español donase una peseta, quedaría saldada su deuda con Hacienda. Pues así de folclóricos nos ponemos, pero como una manera de reforzar esa entrega a la comunidad que da sentido más que nunca a las bibliotecas.
Si nos sensibilizamos con la búsqueda de trabajo con nuestro Punto de empleo, no vamos a dejar de solidarizarnos con las situaciones angustiosas por las que están pasando muchas familias.
Si las nuevas tecnologías llegan a restarnos atractivo, lo que nunca podrán quitarnos es ser centros sociales, rompiendo las burbujas digitales en las que corremos el riesgo de encerrarnos, al borde de un síndrome crónico de solipsismo. Queramos o no, somos animales sociales, y para demostrarlo plásticamente nada mejor que cerrar con la fascinante videocreación del artista Andrew Thomas Hung. Una auténtica joya audiovisual que deja claro que la vida llama a la vida, y que si solos no podemos, juntos sí: